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Budismo y maternidad

Actualizado: 9 feb 2023

¿Qué aporta el budismo a la maternidad?


Los preceptos budistas son aplicables a cualquier área, persona y circunstancia de la vida. Es una manera de percibir que le da otro sentido a cualquier tipo de experiencia que tengamos en la vida.


¿Por qué creo que es necesario trasladar esto a la maternidad? Porque siento que la maternidad está atravesando una profunda crisis a todos los niveles.


Por primera vez en la historia , las nuevas madres de estos últimos años están rompiendo con el modelo de maternidad y crianza que han heredado de sus madres y abuelas.


Obviamente ha habido evolución de estos modelos durante los últimos siglos pero nunca hubo una fractura tan marcada de una generación a otra y con patrones tan opuestos entre sí.

Durante milenios, las madres ejercían su papel en base a lo que su madre, su abuela, otras mujeres de la familia y otras madres de su entorno hacían y le enseñaban. No ponían en duda los patrones que imperaban en la crianza ni tampoco se veían solas para ejercer esta tarea con sus hijos. En la mayoría de sociedades los niños no sólo eran criados por la madre, o la madre y el padre, sino también por una comunidad, generalmente de mujeres, en el que todas participaban en esta tarea.

Es lo que llamamos ahora tener una tribu, y es justamente lo que más echan en falta las madres de hoy en día al verse estrenadas en esta ardua tarea. Por una parte, hay un anhelo de volver a las raíces y criar a los hijos en comunidad, con apoyos de otras madres y con referentes claros y estables. Por otra parte, debido a toda la nueva información que viene de referentes de los campos de la psicología, pediatría, ...se han modulado nuevas maneras de entender la crianza, al menos nuevas en lo que se refiere a que son muy diferentes a las concepciones de nuestras generaciones anteriores, por lo que rechazamos muchas de las cosas que forman parte de la manera de ejercer la maternidad de las personas que se supone que tenían que ser nuestro referente y nuestro soporte.


Eso nos lleva a que tengamos una relación a veces difícil con nuestras madres y abuelas en este campo, dado que es innegable que las necesitamos a la vez que no estamos de acuerdo con muchos de sus principios.


A esto hay que añadir que, al vivir en familias nucleares, generalmente de papá, mamá e hijo/s o hija/s, es a veces también difícil conseguir conectar con otras madres o familias y poder generar así esa forma de nueva tribu elegida para criar un poco de manera común a los hijos.


Por último, creo que debido justamente al derrumbe de nuestros referentes naturales y a nuestra falta de tribu, y obviamente enmarcado en el boom de sobrecarga informativa de nuestra era gracias al acceso a internet, nos hemos sobre informado acerca de estos temas y tenemos la mente colapsada de diferentes teorías, concediendo demasiada importancia a las formas y a aspectos que realmente no son tan relevantes, y cayendo en extremismos de un lado u otro para reforzar ese nuevo modelo que hemos escogido.


Estamos, por tanto, ante la maternidad más solitaria, más confusa, con referentes más variados y difusos y más posicionada en extremismos que nunca.


Y ahora volvemos a la pregunta principal, ya con todo esto sobre la mesa, qué nos aporta el budismo entonces?


Al budismo se le llama también el camino del medio, porque huye de los extremismos y ayuda a encontrar un punto medio flexible, sereno, moderado.


Nos puede ayudar a discernir entre las formas y el fondo, entre lo que es realmente importante y lo que no lo es tanto, y a desapegarnos poco a poco de esas formas.


Nos ayuda a encontrarnos a nosotras mismas como personas, mujeres, madres, a dar un sentido real a nuestra vida, a nuestra maternidad, al camino que estamos transitando.


Nos aporta conocimientos para relacionarnos mejor con el resto de personas, a mejorar nuestra relación de pareja, a sanar nuestros vínculos afectivos con nuestra familia y recolocar estas relaciones desde nuestra nueva posición de madres. También para poder conectar con otras madres, tan necesario en estos tiempos de individualismo y soledad, y ser conscientes de todos los distintos modelos de maternidad y crianza que hay en el mundo y poder ser capaces de comprenderlos y respetarlos.


El budismo nos aporta herramientas para gestionar nuestras emociones mejor, para lidiar con la culpa, la frustración, la tristeza, la ansiedad. Convertirse en madre es de todo menos fácil, y nos hace transitar cada día un abanico muy grande y variado de emociones


En general, nos ayuda a ser más felices y mejores personas, compasivas con nosotras mismas y con el resto de la humanidad, y, por ende, a criar de manera más sabia, consciente y feliz.





 
 
 

1 Kommentar


Adriana Sophia
hace 5 días

Sería genial crear una comunidad de familias budistas para compartir y apoyarnos en la crianza :)

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